Mi destino es el que yo decido
el que yo elijo para mi
a quien le importa lo que yo haga?
a quien le importa lo que yo diga?
yo soy asi, y asi seguire, nunca cambiare
A QUIEN LE IMPORTA - ALASKA Y DINARAMA
Esa noche no pude dormir, la sensación desagradable de mi estomago me avisaba de que algo estaba haciendo mal. Tenia que enfrentarme a mis propios miedos, echarle narices o echarle huevos, lo que fuera. Abrir la caja de pandora y dejar salir lo que yo tanto quise negar, lo que nunca quise ser.
Llorando esa noche acepte la verdad que tantos años había querido ocultar, aquello que no me dejaba avanzar, cuando mi mente fue consciente de la realidad de lo que realmente pasaba, quise morirme, quería morir.
NO QUERÍA SER GAY. Pero ya había salido de mi mente, antes quizás pensaba en la posibilidad, quizás me atraía algún chico o veía algo y me ponía, pero también me pasaba con las chicas. Por todos los medios trataba de evitar cualquier cosa que me hiciera parecer o sentir lo que esa noche acepte que fui.
Lo asimile como mejor pude, tenia tanto miedo y tuve tanto miedo durante toda mi vida a ser juzgado y encasillado como MARICÓN, que no quería ser, me negué todos estos años a ser libre y experimentar, descubrir y saber lo que me estaba perdiendo por no dejar a mi mente ser libre de sus propias esposas.
La chica me gustaba, eso era cierto, la chica me ponía, eso era cierto, sus labios me atraían para besarlos también era cierto, sus perfectos pechos quería tocárselos, en mas de una ocasión me relaje pensando en ellos, pero pensar en hacer el amor con ella, no me atraía tanto. Sabia que no iba a poder, no era miedo, ni nada de eso, era una sensación de que no podría.
En realidad, la pobre fue como mi ultima oportunidad para estar con una chica, por que mi cajita de pandora estaba deseando ser abierta. La cerré fuerte y la engatuse con baratijas, pero nada ya era suficiente. Mi corazón necesitaba amar y ser correspondido. Lo que el no sabia es que todavía le esperaban unos cuantos golpes mas.
Al día siguiente me levante como pude para irme al trabajo, mi compañera me vio la cara y me pregunto que me pasaba. No me atrevía a decirle lo que realmente pasaba, pero si le dije que la chica de mis sueños me había dado calabazas y que no quería volverla a ver.
Así, deje la cajita otra vez medio cerrada, por que no me atreví a abrirla y por tanto me puse el cartel del calabacero, así era mas creíble mi cara de amargura.
Pasados unos meses, uno de mis compañeros de piso se fue, en su lugar vino a vivir con nosotros una chica cubana, que trabajaba con nosotros.
La cubana vino a ver la casa, la cubana hizo la mudanza y la cubana no vino sola a hacer la mudanza, no.
La cubana vino con la chica. Cuando las vi en el salón de la casa, me dio un vuelco el corazón y esa sensación de angustia y palpitaciones volvieron a mi.
La chica no me veía desde las calabazas, ni me hablaba, vamos que deje de existir para ella, pero ese dia se presento en la casa con la cubana. El saludo fue incomodo y tal como lo hice me fui a mi habitación.
Cerré la puerta y me puse a llorar y a temblar. Me acosté en la cama y me dormí hasta el día siguiente.
Por la mañana cuando me desperté fui a hablar con la cubana y le dije que por favor no trajera mas a la chica a casa, que me hacia sentir mal, que me respetara que era también mi casa. Parece que lo entendió y yo di por zanjado el asunto.
Pasaron los días, todo iba bien entre los compañeros de piso, eramos muy de cenar juntos y de hacer sobremesas. Una noche, mientras cenábamos llego la cubana y no iba sola, venia con la chica. Se me hizo un nudo la garganta y me levante de la mesa y me fui corriendo a mi habitación.
Cerré la puerta de la habitación como pude, me temblaban las piernas, me temblaban las manos, me temblaba la boca. El corazón se me salia del pecho y no podía parar de llorar. Detrás de mi entro mi compañera y me pregunto que me pasaba, ella sabia mas o menos que era pero al verme a si de compungido se asusto mas y dijo que la echaba de la casa pero inmediatamente. Le pedí que no, que la dejara quedarse, que hablara con ella y que le explicara lo que pasaba. Así lo hizo mi compañera, a su manera, un poco brusca, pero se que lo hizo por que se preocupaba por mi. La chica quería hablar conmigo, entro a mi habitación y allí llorando le explique que no estaba mal por que me diera las calabazas, que eso lo podía esperar, estaba mal, por que era una de mis mejores amigas, había compartido tanto con ella que no entendía por que me había dejado de lado. Que esos meses fueron muy duros para mi y que no podía aparecer por mi vida como si nada, es mas no aparecía por mi vida, aparecía por la vida de la cubana, que al vivir conmigo pues me salpicaba. Lloramos los dos, me pidió perdón, pero yo nunca le dije lo que de verdad sentía en mi interior y el descubrimiento que hice la noche de las mencionadas calabazas.
Llorando esa noche acepte la verdad que tantos años había querido ocultar, aquello que no me dejaba avanzar, cuando mi mente fue consciente de la realidad de lo que realmente pasaba, quise morirme, quería morir.
NO QUERÍA SER GAY. Pero ya había salido de mi mente, antes quizás pensaba en la posibilidad, quizás me atraía algún chico o veía algo y me ponía, pero también me pasaba con las chicas. Por todos los medios trataba de evitar cualquier cosa que me hiciera parecer o sentir lo que esa noche acepte que fui.
Lo asimile como mejor pude, tenia tanto miedo y tuve tanto miedo durante toda mi vida a ser juzgado y encasillado como MARICÓN, que no quería ser, me negué todos estos años a ser libre y experimentar, descubrir y saber lo que me estaba perdiendo por no dejar a mi mente ser libre de sus propias esposas.
La chica me gustaba, eso era cierto, la chica me ponía, eso era cierto, sus labios me atraían para besarlos también era cierto, sus perfectos pechos quería tocárselos, en mas de una ocasión me relaje pensando en ellos, pero pensar en hacer el amor con ella, no me atraía tanto. Sabia que no iba a poder, no era miedo, ni nada de eso, era una sensación de que no podría.
En realidad, la pobre fue como mi ultima oportunidad para estar con una chica, por que mi cajita de pandora estaba deseando ser abierta. La cerré fuerte y la engatuse con baratijas, pero nada ya era suficiente. Mi corazón necesitaba amar y ser correspondido. Lo que el no sabia es que todavía le esperaban unos cuantos golpes mas.
Al día siguiente me levante como pude para irme al trabajo, mi compañera me vio la cara y me pregunto que me pasaba. No me atrevía a decirle lo que realmente pasaba, pero si le dije que la chica de mis sueños me había dado calabazas y que no quería volverla a ver.
Así, deje la cajita otra vez medio cerrada, por que no me atreví a abrirla y por tanto me puse el cartel del calabacero, así era mas creíble mi cara de amargura.
Pasados unos meses, uno de mis compañeros de piso se fue, en su lugar vino a vivir con nosotros una chica cubana, que trabajaba con nosotros.
La cubana vino a ver la casa, la cubana hizo la mudanza y la cubana no vino sola a hacer la mudanza, no.
La cubana vino con la chica. Cuando las vi en el salón de la casa, me dio un vuelco el corazón y esa sensación de angustia y palpitaciones volvieron a mi.
La chica no me veía desde las calabazas, ni me hablaba, vamos que deje de existir para ella, pero ese dia se presento en la casa con la cubana. El saludo fue incomodo y tal como lo hice me fui a mi habitación.
Cerré la puerta y me puse a llorar y a temblar. Me acosté en la cama y me dormí hasta el día siguiente.
Por la mañana cuando me desperté fui a hablar con la cubana y le dije que por favor no trajera mas a la chica a casa, que me hacia sentir mal, que me respetara que era también mi casa. Parece que lo entendió y yo di por zanjado el asunto.
Pasaron los días, todo iba bien entre los compañeros de piso, eramos muy de cenar juntos y de hacer sobremesas. Una noche, mientras cenábamos llego la cubana y no iba sola, venia con la chica. Se me hizo un nudo la garganta y me levante de la mesa y me fui corriendo a mi habitación.
Cerré la puerta de la habitación como pude, me temblaban las piernas, me temblaban las manos, me temblaba la boca. El corazón se me salia del pecho y no podía parar de llorar. Detrás de mi entro mi compañera y me pregunto que me pasaba, ella sabia mas o menos que era pero al verme a si de compungido se asusto mas y dijo que la echaba de la casa pero inmediatamente. Le pedí que no, que la dejara quedarse, que hablara con ella y que le explicara lo que pasaba. Así lo hizo mi compañera, a su manera, un poco brusca, pero se que lo hizo por que se preocupaba por mi. La chica quería hablar conmigo, entro a mi habitación y allí llorando le explique que no estaba mal por que me diera las calabazas, que eso lo podía esperar, estaba mal, por que era una de mis mejores amigas, había compartido tanto con ella que no entendía por que me había dejado de lado. Que esos meses fueron muy duros para mi y que no podía aparecer por mi vida como si nada, es mas no aparecía por mi vida, aparecía por la vida de la cubana, que al vivir conmigo pues me salpicaba. Lloramos los dos, me pidió perdón, pero yo nunca le dije lo que de verdad sentía en mi interior y el descubrimiento que hice la noche de las mencionadas calabazas.